viernes, 30 de julio de 2010

Criterio de Carnap

Les publico el criterio de Carnap, para resolver el ejercicio 2.

Criterio de Carnap

A pesar que algunos científicos consideran directamente observables sólo a lo que se percibe a través de los sentidos, como los objetos físicos ordinarios (plantas o animales, por ejemplo) y las propiedades (como blando o negro) Carnap prefiere incluir además de las mencionadas, las magnitudes que, como la longitud o el peso, son medibles mediante procedimientos sencillos y directos. Así un científico considerará observable una temperatura de 90 grados centígrados, ya que se puede medir de una manera muy sencilla al observar lo que indica el termómetro. Pero considerará la masa de una molécula o de un electrón como no observable, ya que los procesos de medición de los mismos son sumamente complejos. Debemos aclarar que el límite entre lo observable y no observables puede llegar a depender del contexto.

martes, 27 de julio de 2010

domingo, 6 de junio de 2010

Kant

Introducción

Este trabajo ha sido realizado en el marco del curso de actualización para profesores de filosofía, a cargo de la docente LiliánTrochón, que se desarrollo en el IPES en el mes de octubre del año 2009.

Tiene como objetivo explorar en el pensamiento de Kant, su concepción sobre el la causalidad, a partir de las ideas desarrolladas en la Crítica de la Razón Pura, particularmente en la Segunda Analogía de la Experiencia.

La idea es tratar de mostrar como resuelve Kant la justificación de la causalidad, concepto central en el proyecto del filosofo de Königsberg, en su intento de salvar la ciencia empírica objetiva, con su sistema, de los sucesivos ataques que el esceptiscimo le fue propinando.

“En la filosofía crítica de Kant, la constitución de nuestra experiencia de objetos en el espacio y el tiempo depende sobre todo del empleo de las categorías de la relación, a saber, sustancia-y-atributo, causa-y-efecto y comunidad de interacción. Kant enuncia tres principios, las “Analogías de la experiencia” —que gobiernan, respectivamente la aplicación de cada una de estas categorías—, y un principio general de las Analogías, que ordena el terreno para los otros tres”[1]

Es imposible la Ciencia, si no se puede justificar la causalidad en la concatenación de los fenómenos, ya que: “Sólo aparecen las representaciones diversas enlazadas de un modo necesario por el concepto de causalidad.” [2]

Las analogías de la experiencia

Las Analogías de la experiencia se encuentra en el capítulo ll, del libro ll (analítica de los principios), de la Crítica de la Razón Pura, que se denomina “De todos los principios del Entendimiento puro”.

Según el autor una analogía de la experiencia que es uno de los principios del entendimiento puro, será una regla, según la cual, la unidad de la experiencia debe surgir de las percepciones. Con estas analogías que son tres, Kant procura justificar la experiencia y su validez. A tales efectos deberá, definir claramente que es lo que entiende por representación y justificar la posibilidad de la existencia de un enlace necesario de percepciones. Expresa que el conocimiento empírico es una síntesis de percepciones que se realiza en una conciencia. Por lo tanto estamos ante una preocupación epistémica y no ontológica.

“Bajo el nombre de analogías de la experiencia Kant recoge aquellos principios según los cuales todo cambio debe entenderse como una variación de los accidentes de la sustancia que perdura y todo fenómeno que haga su aparición en el tiempo debe concebirse como una consecuencia necesaria de otro fenómeno anterior”[3]

Estos principios aseguran la unidad y la coherencia de los fenómenos, ofrecen el fundamento del concepto Kantiano de experiencia y de la relación entre experiencia ordinaria y experiencia científica.

Torrett, considera que en Kant no hay una ruptura entre el sentido común y el pensamiento científico, sino que sólo es un perfeccionamiento del primero por el segundo.

“Las analogías valen objetivamente según Kant, porque tiene que ser posible enlazar los fenómenos conforme a reglas universales para determinar sus relaciones en el tiempo”[4]

El principio general de estas tres analogías reposa en la unidad necesaria de la apercepción. En la unidad sintética a priori de todos los fenómenos según su relación en el tiempo.

La primera analogía

Antes de comenzar el análisis de la segunda analogía, considero imprescindible una breve referencia a la primera.

En la primera analogía el autor se refiere a la conservación de la sustancia. La permanencia es muy importante para asegurar el conocimiento, si la sustancia no se conservara sería imposible comprender el cambio. Por lo tanto, sólo se puede justificar la multiplicidad desde la admisión de la unidad.

“Aunque no aceptemos la teoría kantiana del entendimiento, consentiremos de buen grado en que la categoría substancia-y-atributo está firmemente arraigada en el lenguaje cotidiano, manifestándose en la estructura sujeto-predicado de las oraciones simples; que aparece también, apenas modificada, en la concepción física clásica de la materia cuya cantidad se conserva a través de sus múltiples cambios de estado; y que la tesis de Kant de que la substancia funciona en la constitución de la experiencia como un representante tangible del tiempo es, si no verdadera, al menos digna de consideración”[5]

La segunda analogía

En la segunda analogía de la experiencia, el autor, en la primera parte, trata las reflexiones generales que Kant hace respecto de las condiciones de representación de un orden temporal objetivo que le proporciona un “marco trascendental”. La segunda parte analiza la línea principal del argumento en que se apoya el principio “todo evento-alguna causa”; la tercera, considera la naturaleza y alcance preciso de las tesis kantianas y analiza una de las más importantes que se han levantado contra ella: el cargo de non sequitur de Lovejoy-strawson.[6]

Condiciones de representación de un orden temporal objetivo

Según Allison : en la segunda analogía de la experiencia Kant enuncia el principio de la sucesión en el Tiempo según la ley del enlace de causas y efectos: “ Todos los cambios acontecen según la ley de causa efecto”.

Yo percibo que se suceden fenómenos unos a otros, es decir que un estado de cosas es en un tiempo y que su contrario era en un estado anterior. Propiamente pues enlazó dos percepciones en el tiempo. Mas enlazar no es obra del mero sentido y de la intuición, sino el producto aquí de una facultad sintética de la imaginación, que determina el sentido interior respecto de la relación de tiempo. Mas la imaginación puede enlazar los dos estados citados de dos maneras, precediendo uno u otro en el tiempo; pues el tiempo no puede ser percibido en sí mismo y con respecto a él no puede determinarse por decirlo así empíricamente en el objeto lo que precede y lo que sigue.”[7]

Es importante señalar, por una parte, el encadenamiento con la primera analogía, cuando expresa que una cosa era en un tiempo, y su contrario era en un tiempo anterior, y por otra como aparece la importancia de la imaginación.

“Pero aun cuando los fenómenos no son cosas en sí mismas y sin embargo son lo único que puede sernos dado para el conocimiento, debo mostrar qué especie de enlace en el tiempo corresponde a lo múltiple de los fenómenos mismos, mientras que la representación de ese múltiple es siempre sucesiva en la aprehensión. Así por ejemplo, la aprehensión de lo múltiple en el fenómeno de una casa, que está ante mí, es sucesiva. La cuestión es ahora si lo múltiple de esa casa es también en sí sucesivo, cosa que nadie seguramente concederá. Pero en cuanto elevo mi concepto de objeto hasta su significación transcendental, la casa ya no es una cosa en sí misma, sino sólo un fenómeno, es decir, una representación cuyo objeto transcendental es desconocido.”[8]

Es importante observar que este párrafo aparecen tres conceptos muy importantes en el autor, a saber: fenómeno, representación y objeto trascendental.

Kant pone énfasis en el conocimiento, es el sujeto epistémico el que importa, su significación trascendental. No es la realidad misma la que está ordenada, sino que el sujeto es quien pone el orden a través del concepto de tiempo.

Primero se está refiriendo a una representación, no a la cosa en sí, segundo a la existencia de un orden temporal, y tercero ese orden es objetivo.

Es necesario en consecuencia fundamentar de donde proviene esa objetividad.

“Tengo pues solamente conciencia de que mi imaginación pone una cosa antes y otra después pero no de que en el objeto un estado preceda al otro; o con otras palabras: la mera sensación deja indeterminada la relación objetiva de los fenómenos sucesivos.”[9]

La percepción de dos estados sucesivos es el resultado de un enlace producto de una unidad sintética de la imaginación. Evidentemente, no puede ser sólo la imaginación quien ordena, puesto que ésta podría hacerlo en un orden o en otro, tampoco es la sensibilidad, puesto que para la ordenación necesito de un objeto puro del entendimiento que le de a la sensibilidad el carácter de necesario. “El concepto, empero, que contenga una necesidad de unidad sintética, no puede ser más que un concepto puro del entendimiento, que no está en la percepción; es aquí el concepto de la relación de causa a efecto”[10]

De modo que al someter la sucesión de los fenómenos a la ley de la causalidad, es posible la experiencia misma o sea el conocimiento empírico de los fenómenos; por ello estos mismos, como objetos de la experiencia, no son posibles más que por esa misma ley.

Los fenómenos son lo único que puede sernos dado para el conocimiento, por lo tanto, hay que mostrar su enlace en el tiempo que corresponde a lo múltiple de los fenómenos mismos, en tanto, que la representación de ese múltiple es siempre sucesiva en la aprehensión. Para mostrar eso Kant se vale del ejemplo de la casa, Para él la aprehensión de lo múltiple, en el fenómeno de la casa, es sucesiva.

Lo que está en la aprehensión sucesiva es considerado como representación; y el fenómeno, que me es dado, aun cuando no es más que un conjunto de esas representaciones, es considerado como el objeto de ellas.

Es decir que el objeto de las representaciones en las aprehensiones sucesivas es el fenómeno, con el cual debe concordar mi concepto, que yo saco de las representaciones de la aprehensión.

Kant expresa que “la verdad es la concordancia del conocimiento con el objeto”[11] y que lo que, en el fenómeno, contiene la condición de esa regla necesaria de la aprehensión, es el objeto. Por lo tanto, el orden en la sucesión de las percepciones en la aprehensión está determinado, no puede haber otro, como se demuestra en el ejemplo de la casa y el del barco.

“Todo -evento-alguna -causa”;

Según esta regla, lo que precede en general a un suceso, debe contener la condición, de una regla según la cual siempre y necesariamente sigue ese suceso.

Al pasar a la categoría causa-y-efecto las cosas se complican. “Nuestro vocablo ‘causa’ se deriva del latín causa, que primeramente significa ‘causa judicial’ y de ahí también ‘alegato’, ‘excusa’, ‘pretexto’, ‘motivo’, ‘propósito’ y ‘razón’. Pero en la literatura filosófica latina ‘causa’ es la traducción estándar del griego aitia. Ahora bien, aitia en Aristóteles significaba ‘causa’ en una acepción tan amplia que algunos traductores modernos de Aristóteles la traducen como ‘explicación’; pero en griego corriente aitia significaba primariamente ‘responsabilidad’, generalmente en sentido negativo, o sea ‘culpa’ (pero también ‘mérito’—Esquilo, Septem. El sustantivo aitia tenía una relación estrecha con el adjetivo aitios, ‘responsable’, ‘culpable’, y con el verbo aitiaomai, ‘acusar’, ‘reprochar’, ‘imputar’. Sitia aparece por primera vez en Píndaro y Heródoto, pero aitios y aitiaomai son palabras corrientes y antiguas, que ya aparecen en Homero.”[12]

En el artículo citado anteriormente, Torretti expresa que la causalidad a la que hace referencia Kant en la segunda analogía se distancia de la física clásica, que la entendía como determinación, y se acerca al concepto cotidiano.

Ya en la tradición empirista se había establecido la relación entre juicios analíticos y sintéticos . Los primeros, son aquellos donde o bien coinciden el sujeto y el predicado, o bien el predicado está incluido en el sujeto. Kant entiende que: “El sujeto de un juicio contiene su predicado sí y sólo sí, la negación del juicio contiene contradicción”[13]. Por lo tanto no agregan nada a la experiencia y son independientes de esta. Estos juicios, son necesarios y son a priori de la experiencia.

Por otra parte, Si llamamos al enlace de las representaciones diversas síntesis, llamamos al juicio empírico sintético. En la tradición, se entendía por tales, aquellos, que relacionan dos representaciones diferentes entre sí, surgen de la experiencia, y se refieren a ella. Por lo tanto son a posteriori, su contradicción es posible y el enlace necesario entre ambas solo puede consistir en que una sea puesta al lado de la otra.

Un conocimiento de representaciones diversas, sólo es posible mediante el enlace causal, el conocimiento de los hechos es experiencia. Por lo tanto, sólo es posible una ciencia experimental cuando el enlace causal es necesario. El juicio experimental no es nunca analítico y se distingue de ese modo, por su origen, del conocimiento matemático.

Hume , ya había visto la dificultad de fundamentar una ciencia empírica, en ese sentido, la pregunta que se hace es la siguiente: ¿Existen juicios sintéticos necesarios? La conclusión de Hume, es que necesarios son sólo los juicios analíticos, los juicios sintéticos no poseen una necesidad racional, rigurosa y demostrativa.

Hume fue el primero que sometió el concepto de causalidad a un examen exacto. ¿qué nos es dado de afuera? Hechos perceptibles, impresiones y nada más. Las impresiones se dan individualmente; en enlace nunca. La causa no es una impresión, y por tanto, ningún concepto de la experiencia.

El concepto de causalidad no es posible por la razón ni por la experiencia, sin embargo, este concepto es un factor esencial en todos los juicios científicos de la experiencia. ¿Cómo logra la naturaleza humana representarse un propter hoc que nunca le fue dado más que como un post hoc?

La respuesta es que la imaginación se habitúa a enlazar dos sucesos que se repiten con mucha frecuencia. En enlace permanente toma la apariencia de necesario y es el hábito quien produce la apariencia. De este modo no se comprende el enlace causal, sino, solamente se cree en el enlace de causas y efectos. Sin embargo, sólo pueden aparecer una representación ligada a la otra por el concepto de causalidad, el enlace causal de los hechos tiene para nosotros el carácter de necesario. ¿De dónde proviene este valor?

Kant, expresa que “cuando conocemos que algo sucede, suponemos siempre que alguna cosa antecede, a la cual el suceso sigue según una regla. “[14]

Sin embargo, la mera secuencia en mi aprehensión, si no está determinada por una regla, con relación a un antecedente, no legitima una secuencia en el objeto.

Según esas observaciones, las secuencias coincidentes de muchos sucesos a fenómenos antecedentes, son las que nos conducen a descubrir una regla, según la cual, ciertos sucesos siguen siempre a ciertos fenómenos; y así tenemos ocasión de hacernos el concepto de causa. Pero, en este caso, el concepto de causa sería un concepto empírico, pero, el concepto de causa no puede surgir de la experiencia. Dado que lo necesitamos para constituir la propia experiencia, sin este principio no hay experiencia posible. Si podemos extraerlas de la experiencia como conceptos claros, es sólo porque las hemos puesto en la experiencia y por medio de ellas hemos producido la experiencia.

El cambio supone la categoría de causa, al presentar la analogía utiliza un juicio sintético a priori: “todo cambio tiene una causa”.

El tiempo es lo mismo que el movimiento o una «cualidad» de éste: algo que en ninguno de los dos casos puede existir sin que exista el movimiento. En rigor es «cantidad» de movimiento. Al decir todo cambio tiene una causa, expresando cambio como una modificación de espacio/tiempo, un cambio explica una causa, se agrega información nueva --> Juicio sintético a priori. Ej. 5 + 7 = 12 (no puede sino ser 12). Es un juicio sintético a priori, porque no necesita de la experiencia.

Kant intenta salvar el conocimiento científico (llevar a la filosofía por el camino de la ciencia). La necesidad la dan las categorías del entendimiento. En este caso es una categoría de relación.

Cierto es que la claridad lógica de esa representación de una regla que determina la serie de los sucesos, como concepto de causa, sólo es posible si en la experiencia hemos hecho uso de ella; pero una referencia a la misma, como condición de la unidad sintética de los fenómenos en el tiempo, ha sido, sin embargo, el fundamento de la experiencia misma y, por tanto, hubo de

precederle a priori.

“Esta regla, empero, para determinar algo en la sucesión del tiempo es: que en aquello que antecede se encuentra la condición según la cual sigue siempre (es decir, necesariamente) el suceso. Así, pues, el principio de razón suficiente es el fundamento de la experiencia posible, o sea del conocimiento objetivo de los fenómenos, respecto de las relaciones de los mismos en la serie sucesiva del tiempo.”[15]

A todo conocimiento empírico pertenece la síntesis de lo múltiple por medio de la imaginación, que es siempre sucesiva.

Pero la imaginación puede enlazar los dos estados citados de dos formas, precediendo uno u otro en el tiempo; pues el tiempo no puede ser percibido en sí mismo y con respecto a él no puede determinarse por decirlo así empíricamente en el objeto lo que precede y lo que sigue.

“La aprehensión de lo múltiple del fenómeno es siempre sucesiva. Las representaciones de las partes siguen unas a otras. Si se siguen también o no en el objeto, es un segundo punto de la reflexión, que no está contenido en el primero”[16]

Tengo pues solamente conciencia de que mi imaginación pone una cosa antes y otra después pero no de que en el objeto un estado preceda al otro; o con otras palabras: la mera sensación deja indeterminada la relación objetiva de los fenómenos sucesivos.

Para que sea conocida como determinada, tiene que ser pensada la relación entre ambos estados de tal manera, que por ella quede determinado con necesidad cuál de ellos debe ponerse antes y cual después y no a la inversa.

La primera alternativa que analiza Kant es que el concepto de causa surja de la experiencia: “Según esas observaciones, las secuencias coincidentes (percibidas y comparadas por nosotros) de muchos sucesos a fenómenos antecedentes, son las que nos conducen a descubrir una regla, según la cual, ciertos sucesos siguen siempre a ciertos fenómenos; y así tenemos ocasión de hacernos el concepto de causa. Así asentado, este concepto sería meramente empírico, y la regla que proporciona de que todo cuanto ocurre tiene una causa, sería tan contingente como la experiencia misma; su universalidad y necesidad serían entonces simplemente imaginadas y carecerían de verdadera validez universal, porque estarían fundadas no a priori, sino sólo sobre inducción.”[17]

Si esa síntesis es una síntesis de la aprehensión (de lo múltiple de un fenómeno dado), entonces el orden está determinado en el objeto o, hablando más exactamente, hay ahí un orden de las síntesis sucesivas, que determina un objeto y según ese orden algo debe necesariamente preceder y, puesto este algo, otra cosa debe necesariamente seguir.

El principio de relación causal en la serie de los fenómenos vale pues, antes de todos los objetos de la experiencia (bajo las condiciones de la sucesión), porque ese principio mismo es el fundamento de la posibilidad de semejante experiencia, es condición epistémica.

Ahora bien, se encuentra que también es aplicable a fenómenos que se acompañan y que la causa y el efecto pueden ser simultáneos. Kant utiliza para mostrar este caso el ejemplo de una habitación en la que se ha encendido una estufa “Así, por ejemplo, hay en la habitación calor, que no se encuentra al aire libre…”[18]

No hay pues aquí serie sucesiva de tiempo entre la causa y el efecto, sino que ambos son simultáneos y sin embargo vale la ley.

Si veo una bola que descansa sobre un cojín produciendo un hoyito en él, y la considero como causa, esta es simultánea con su efecto. Pero yo los distingo, sin embargo, por la relación temporal del enlace dinámico de ambos. Pues si pongo la bola sobre el cojín, sigue a esto el hoyito en la superficie que antes era plana; pero si el cojín tiene un hoyito (no sé cómo) no por eso sigue a esto una bolita de plomo.

Así pues, la sucesión temporal es en todo caso el único criterio empírico del

efecto, con respecto a la causalidad de la causa, que antecede. El vaso es la causa de que suba el agua sobre su superficie horizontal, aunque ambos fenómenos son simultáneos.

El autor entiende que con este concepto ocurre como con el espacio y el tiempo, en el sentido de que si los percibimos en la experiencia es porque los hemos puesto en ella y por medio de ellos producimos la experiencia. Continua diciendo que la representación de una regla que determina el orden de los sucesos es posible solamente si se ha hecho uso de ella, ahora bien, si esa síntesis de los fenómenos en el tiempo es necesaria para la experiencia, debe ser a priori de la misma.

Naturaleza y alcance preciso de las tesis kantianas

Esta causalidad conduce al concepto de acción, este al concepto de fuerza y,

así, al concepto de substancia. Acción significa la relación del sujeto de la causalidad con el efecto.

Este nacer atañe al estado de la substancia, no a ella misma que no nace. Es pues sólo alteración y no se origina de la nada.

“Pero la forma de todo cambio, la condición bajo la cual tan sólo este cambio puede realizarse como un nacer de otro estado (sea cualquiera el contenido del cambio, es decir, el estado que es cambiado), y, por lo tanto, la sucesión de los estados mismos (lo sucedido) puede ser considerada a priori según la ley de la causalidad y las condiciones del tiempo.”[19]

Todo pasaje de un estado a otro, ocurre en el tiempo que está contenido entre dos momentos, el primero determina el estado de donde sale la cosa, y el segundo, el estado a que llega.

“Ésta es la ley de la continuidad de todo cambio, cuyo fundamento es éste: que

ni el tiempo ni el fenómeno en el tiempo consisten en partes mínimas y que, sin

embargo, el estado de la cosa en su cambio, pasa por todas esas partes, como elementos, hasta su segundo estado.”[20]

¿Cómo una proposición como ésta, es totalmente a priori?

Todo aumento del conocimiento empírico y todo progreso de la percepción no

es más que una ampliación de la determinación del sentido interno, es decir, un progreso en el tiempo, sean los objetos que sean, fenómenos o intuiciones puras.

Según esto, de la misma forma que el tiempo encierra la condición sensible a priori de la posibilidad de un progreso continuo de lo existente a lo siguiente, el entendimiento encierra, por medio de la unidad de la apercepción, la condición a priori de la posibilidad de una continua determinación de todos los lugares para los fenómenos en ese tiempo, mediante la serie de las causas y los efectos, las primeras de las cuales llevan consigo inevitablemente la existencia de los últimos, y de ese modo hacen el conocimiento empírico de las relaciones temporales válido para todo tiempo (universal) y por ende objetivo.

La aprehensión subjetiva sigue siempre una regla que no podemos modificar y es garantía de que mis representaciones son objetivas y que el fenómeno es independiente de mí. La causalidad da cuenta del orden objetivo y de la existencia de un fenómeno fuera de mí y también da cuenta de que el cambio del mundo es contingente y está regulado según pautas, cambia d e una manera y no de otra.

Si bien Kant se aparta de las teorías anteriores en donde las cosas son las que afectan al sujeto, ya que este es el centro del universo, sin embargo, tras la humildad de Kant que íbamos a conocimiento para nosotros, no la cosa en sí, por otra parte, los objetos no pueden dejar de afectarnos para ser algo, tienen que tener un poder que impacten en las facultades del sujeto u a la vez el objeto debe adaptarse a las condiciones del sujeto

Hay pues en Kant, a pesar de su esfuerzo y de sus grandes aportes, un cierto naturalismo, que recorre toda la modernidad. Habrá que esperar a Hegel y a Marx, para encontrar una praxis en que la naturaleza debe ser humanizada y el hombre así se humaniza.

Al decir de Allison : A los ojos de Kant, así como a los de la mayoría de comentaristas y críticos, la totalidad del proyecto de establecer una “metafísica de la experiencia” se manifiesta o se derrumba según el éxito o el fracaso de este argumento, (el principio de causalidad).

Bibliografía

Allison, Henry. El idealismo trascendental de Kant. Antropos. Barcelona.1992

[1][1] Kant, Emanuel. Crítica de la Razón Pura. Losada. Buenos Aires. 1938.

[1][1] Kant, Emanuel. Crítica de la razón pura. www.planetalibro.com.ar. 17/11/09..

S Korner, S. Kant. Alianza Universidad. S.D

Torretti, Roberto. Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica. Editorial Charcas. Buenos

Torretti, Roberto. Las analogías de la experiencia de Kant y la filosofía de la física. http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0031051.pdf. 16/11/09



[1] Torretti, Roberto. Las analogías de la experiencia de Kant y la filosofía de la física. http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0031051.pdf. 16/11/09

[2] Kant, Emanuel. Crítica de la Razón Pura. Losada. Buenos Aires. 1938. Pág. 101

[3] Torretti, Roberto. Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica. Editorial Charcas. Buenos

Aires. 1980. Pág. 443

[4] O.C. Pág. 445.

[5] Torretti, Roberto. Las analogías de la experiencia de Kant y la filosofía de la física. http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0031051.pdf. 16/11/09

[6] Cfr Allison, Henry. El idealismo trascendental de Kant..Antropos. Barcelona.1992

[7] Kant, Emanuel. Crítica de la razón pura. www.planetalibro.com.ar. 17/11/09. Pág. 110

[8] O.C.. Pag. 111.

[9] O.C. Pág. 111

[10] O.C. Pág. 111

[11] O.C. Pág. 112

[12] Torretti, Roberto. Las analogías de la experiencia de Kant y la filosofía de la física. http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0031051.pdf. 16/11/09. Nota 8

[13] Korner, S. Kant. Alianza Universidad. Pág. 22.

[14] O.C. Pág 113

[15] O.C. 115

[16] Ibid. Pág. 111

[17] Ibid. Pág.113.

[18] Ibid. Pág 116.

[19] O.C. Pág. 119

[20] O.C. Pág. 119